MI AMOR POR UN REINO EN CÓRDOBA de José Luis Palma.
YO NO ELEGÍ NACER EN CÓRDOBA, SIMPLEMENTE TUVE SUERTE
“Mi amor por un reino en
Córdoba”, libro de lectura obligada para todos los cordobeses, y los que no.
Primer libro que leí de José L. Palma y, quedó tan bello, que le siguió otro, y
otro, y otro … Dejo mi visión personal de lo que me inspiró.
MI AMOR POR UN REINO EN CÓRDOBA.
Hoy he
vuelto a pasear por las calles de Córdoba, la ciudad espera siempre a sus hijos
que regresan ateridos de los abandonados brazos del amor …
Cómo contarte mi amada Neshla,
que aquí el tiempo transcurre lento, demasiado perezosamente, interminable
diría yo, para los titánicos esfuerzos al que todo Emir ha de someterse, como
apaciguar fronteras, sublevaciones, y mantener la cabeza intacta sobre los
hombros, para al fin de mis días, dejar como legado a mis herederos las mismas
incesantes luchas fratricidas de un reinado de gloria de gran dolor.
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Tormentosamente bella |
¡Qórtuba, un paraíso hecho tierra!
"... no olvidaré nunca mi entrada en
aquella ciudad de ensueño..."
La conquista de
Al-Ándalus y la conquista de los sueños de un Emir que nunca abandonará el
dulce recuerdo de su más preciada Damasco y a la dueña de su corazón, Neslha.
Un reinado como
tantos otros, que se edificaron sobre la sangre derramada y la nobleza del
corazón.
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Mezquita catedral de Córdoba |
¿Tengo que
reconocerme ? Reza el lema de nuestro escudo:
“Córdoba es casa de
guerrera gente, y de sabiduría clara fuente”
Podemos recorrer la
ciudad con nuestra imaginación y compartir el mismo espacio, como en una
apasionante aventura difícil de imaginar, y entrar en contacto con su historia,
al mismo tiempo cercana y desconocida. Es pues, una invitación a conocer
nuestra individualidad como pueblo. Difícilmente se puede amar aquello que no
se conoce.
MI AMOR POR UN REINO
EN CÓRDOBA es un gran ejemplo que nos
sitúa en los conflictos políticos, religiosos y familiares, con extraordinaria
sencillez y belleza. Como si toda la obra fuese un gran poema de tremenda nostalgia.
Gracias, José L. Palma,
las palabras en sí son el propio adorno de un relato en el que quizá deba ver
el esplendor y las miserias, las conquistas de un imperio y la propia
conquista, como instrumentos que forjaron nuestra actual y cotidiana existencia.
Siempre leales a la
ciudad que fue nuestra madre y compañera … Hoy he vuelto a pasear por las
calles de Córdoba, la ciudad espera siempre a sus hijos que regresan ateridos
de los abandonados brazos del amor.
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Ambas orillas |
Muchas gracias, José Luis Palma, mi enorme
gratitud por hacerme vivir esta singular aventura sin tan siquiera despegar los pies del suelo !!!
Una cordobesa.
Notas del autor :
Dicen que Abd-al-Rahman I, conocido en su tiempo como “al-Dájil” = “El inmigrado”, era alto y delgado, rubio y con poco pelo en las mejillas. Tenía un lunar en la cara y era tuerto. Llevaba dos trenzas o dos bandas sujetas al pelo. Vestía de blanco y usaba turbante. Era elocuente, gran orador, buen poeta y de pluma fácil. Actuaba en política con prudencia y tino en un constante tira y afloja, porque era muy precavido y reservado. Era osado y resuelto, pues no vacilaba en ir al encuentro de sus enemigos, incansable e inquieto. Visitaba a los enfermos, asistía a los entierros y rezaba con la gente los viernes y fiestas canónicas. Presidía las procesiones de rogativas de lluvia, llorando e implorando a Dios. Por su coraje se le llamó el «Sacre de Quraych» y se le comparó con el segundo califa abbasí al-Mansur. Dejó al morir once varones y nueve hembras (Historias andalusíes).
Un 18 de mayo de 756 Abd-al-Rahman I hizo su entrada triunfal en Córdoba estableciendo el Primer Emirato independiente de Damasco al que llamaron al-Ándalus y cuya marca norte alcanzó la ciudad de Poitiers en La Galia.
Dicen que Abd-al-Rahman I, conocido en su tiempo como “al-Dájil” = “El inmigrado”, era alto y delgado, rubio y con poco pelo en las mejillas. Tenía un lunar en la cara y era tuerto. Llevaba dos trenzas o dos bandas sujetas al pelo. Vestía de blanco y usaba turbante. Era elocuente, gran orador, buen poeta y de pluma fácil. Actuaba en política con prudencia y tino en un constante tira y afloja, porque era muy precavido y reservado. Era osado y resuelto, pues no vacilaba en ir al encuentro de sus enemigos, incansable e inquieto. Visitaba a los enfermos, asistía a los entierros y rezaba con la gente los viernes y fiestas canónicas. Presidía las procesiones de rogativas de lluvia, llorando e implorando a Dios. Por su coraje se le llamó el «Sacre de Quraych» y se le comparó con el segundo califa abbasí al-Mansur. Dejó al morir once varones y nueve hembras (Historias andalusíes).
Un 18 de mayo de 756 Abd-al-Rahman I hizo su entrada triunfal en Córdoba estableciendo el Primer Emirato independiente de Damasco al que llamaron al-Ándalus y cuya marca norte alcanzó la ciudad de Poitiers en La Galia.
Melodía…
El escritor y cardiólogo, José Luis Palma, nos regala toda una lección de historia sobre Córdoba durante la presentación de su novela.
Libros a la deriva…
Si quieres saber más sobre José Luis Palma éste es su blog: Escucha, corazón...
Un momento único, esta extraordinaria novela del mismo autor: "El paciente del pardo"
Gracias María José. Nunca esta novela tuvo una lectora tan de lujo como tú eres.
ResponderEliminarUn beso
Hola José Luis,muchas gracias por tus elogios. Pienso que nadie puede permitirse el lujo de no conocer su propia historia, de no dejarse llevar por la imaginación con tus extraordinarios relatos y por supuesto, difundir y dar a conocer tu magnífica novela que forma parte ya de nuestra misteriosa ciudad.
EliminarUn beso.
Es hermoso el libro, un poema como bien dices, mi preciosa ciudad, sangre de mi vida. Cayó en mis manos por casualidad y me deje llevar por eso de la tierra y sin decepción alguna regreso mi mirada entre las piedras donde el ayer y el hoy se funden, dejando un halo mágico en el sembrar los pasos. Tú reseña fantástica!!Besos!!!
ResponderEliminarGracias Marijose!! Una extraordinaria novela en concordancia con una bella ciudad.Yo también descubrí este libro y este autor por casualidad, aunque dicen que las casualidades no existen. Será cosa del enigma de los libros. Un beso.
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